jueves, 23 de mayo de 2013

EL DESAFÍO DE QUEDARSE CON VOZ

Os presentamos un interesante artículo publicado en el diario Clarín de Argentina escrito por Mónica García.


Hacerse oír en clase no siempre es tarea fácil. Y lograrlo sin esforzar la voz, más complicado aun. Por eso, las enfermedades relacionadas con las cuerdas vocales son muy habituales en los docentes y, también, una de las principales causas de pedido de licencias médica. Según datos del Colegio de Fonoaudiólogos de la Provincia de Buenos Aires, cada año, unos 10 mil docentes dejan las aulas bonaerenses por padecer disfonía, una palabra que define a cualquier alteración que se produce en la emisión de la voz y que suele ser más conocida como ronquera o afonía
Quedarse sin voz o sentir picazón en la garganta al terminar el día o la semana de clases suele ser la primera señal de alertaque emite la fatiga vocal. Aun cuando este malestar cese luego de unas horas de descanso, es aconsejable realizar una consulta médica temprana, que permita instaurar pautas de manejo de la voz que prevengan la fatiga vocal". "La disfonía funcional por fatiga vocal es la patología de laringe más habitual en la profesión docente y se originaen el mal uso o el abuso de la voz

En general, no provoca lesiones en las cuerdas vocales y puede estar acompañada de dolor en el cuello, por sobresfuerzo muscular. Este tipo de disfonía se recupera con reposo vocal y educación foniátrica", explica a Clarín Educación el doctor Luis Chinski, médico especialista en otorrinolaringología. 

Pero la disfonía también puede ser producida por algún problema orgánico en la laringe, como la presencia de nódulos, pólipos o quistes. "Los nódulos son callos en las cuerdas vocales con una sintomatología similar a la disfonía funcional, que también requieren reposo vocal y rehabilitación foniátrica. Sólo pocos casos exigen cirugía. En cambio, los pólipos (tumores benignos) y los quistes (bultos con líquido) producen una disfonía permanente y necesitan primero operarse y, luego, hacer rehabilitación foniátrica", aclara Chinski. 

 Aunque exija tanto o más sus cuerdas vocales que un cantante, maestros y profesores no son reconocidos como profesionales de la voz. En consecuencia, la educación de la voz no ocupa un lugar importante en las carreras docentes, a diferencia de lo que sucede en la formación de locutores, actores y cantantes, entre otros trabajos que exigen su voz a diario. 

"La formación docente no incluye ninguna materia especifica de educación vocal. Esta asignatura existía en otros tiempos en la curricula de los profesorados y magisterios, pero la quitaron. En la Provincia de Buenos Aires, los futuros maestros tienen casi cuatro años de formación académica y apenas dos módulos mal utilizados de formación vocal, en los que un fonoaudiólogo examina y evalúa las cuerdas vocales de los futuros docentes pero no les enseña el correcto uso de su voz, una herramienta fundamental en el trabajo educativo", asegura Claudia Díaz, del Colegio de Fonoaudiólogos de La Plata. En los casi 50 institutos de formación docente que
 dependen de la Dirección General de Escuelas y Cultura de la Pcia. de Buenos Aires trabajan sólo 15 profesionales de fonoaudiología

"La formación del fonoaudiólogo contempla las aptitudes para realizar diagnósticos, tratar, educar y entrenar la voz humana, y estádesaprovechada porque las carreras docentes no contemplan al fonoaudiólogo en una tarea pedagógica, enseñando, educando acerca de la forma correcta de utilizar este instrumento clave para el aula", dice Claudia y advierte que lo que se necesita no es combatir la disfonía docente una vez instalada sino prevenirla. "Capacitar a los docentes que ya usan su voz es una solución de urgencia, que sólo sirve para paliar el problema. El uso de la voz no se puede aprender en un curso corto, sino que es algo que se debe aprender en todos los niveles y modalidades de las carreras educativas", sostiene la especialista.


Con la voz al límite

Otro problema que afecta la salud vocal de los docentes son las malas condiciones laborales en las que muchos educadores deben trabajar."Los docentes que ejercen en ambientes muy ruidosos (al lado de una avenida muy transitada, por ejemplo), salones con mala acústica o en clases al aire libre se ven obligados a subir el volumen de su voz y esto supone realizar un esfuerzo fonatorio mucho mayor", explica Luis Chinski. 

Además, trabajar doble o triple turno también implica un esfuerzo adicional. Aunque el otorrino sostiene que "un docente bien entrenado en el uso y cuidado de su voz, puede hacer frente a este desafío sin mayores consecuencias". 

A veces la causa de la disfonía debe buscarse en una combinación de factores ambientales y de otras patologías previas del docente, como tener muy mal hábito fonatorio, ser fumador o padecer reflujo gastroesofágico. Todos ellos son factores concomitantes que favorecen la aparición de la disfonía. "Padecía una disfonía bastante sería y cada vez estaba peor, hasta que los médicos descubrieron que era provocada por reflujo gastroesofágico. Con un tratamiento y clases de foniatría, ahora puedo hacer una vida normal", cuenta Natalia Ibañez, profesora de Letras de las Escuelas Técnicas N°1 y N°7, de La Plata. 

Los docentes que, por patologías previas o malas condiciones ambientales, se encuentren en riesgo de disfonía deben tomar recaudos extras.
Los especialistas brindan cuatro claves: 
  • Usar un micrófono cuando es necesario hablar alto.
  • Hacer pausas breves durante la oratoria. 
  • No intentar hablar sobre un ruido ambiente elevado.
  • Mantener hidratada la laringe y húmeda toda la zona vocal.
  • Es muy importante tomar agua natural a temperatura ambiente (o no demasiado fría) durante todo el día, alimentarse bien y lograr un buen manejo postural y de tensiones para evitar las contracturas.
    El uso inadecuado de la voz a lo largo del tiempo aumenta las probabilidades de sufrir disfonía. Sin embargo, los educadores novatos no están exentos. Cada vez son más frecuentes las consultas de maestros y profesores con menos de 10 años de carrera.


    UN TRATAMIENTO A LARGO PLAZO
    Más allá de las causas y tipo de disfonía que padezca el docente, todos los tratamientos posibles toman en cuenta la posterior rehabilitación foniátrica. Pero suele surgir un problema luego de la octava cita con el fonoaudiólogo. Sucede que las obras sociales docentes cubren sólo 8 sesiones, unos dos meses. Y los tratamientos completos duran entre tres y cuatro meses. La diferencia la debe pagar el paciente de su bolsillo. 

    Otro camino posible es recurrir a la aseguradora de riesgo de trabajo (ART), debido a que la disfonía está considerada una enfermedad laboral. "No es el tratamiento ideal, porque las ART suelen tener pocos fonoaudiólogos para demasiados pacientes. El resultado son consultas de no más de 15 minutos, cuando debieran ser de 40", explica la fonoaudióloga Claudia Díaz. Algo similar ocurre con los hospitales públicos. "Hay excelentes profesionales pero demasiada demanda y al paciente le toca un turno corto cada 15 días", asegura Claudia. 

    En cuanto a la prevención, el Colegio de Fonoaudiólogos de la Pcia. de Buenos Aires (www.cfba.org.ar) brinda cursos y talleres de educación de la voz para docentes. También Suteba (www.suteba.org.ar) hace prevención a través del programa Tu voz sos vos.